ARTES VISUALES

PEDRO FIGARI...   SUS OBRAS
En 1917 Figari abandonó todas sus actividades para dedicarse de lleno a la pintura, pues hasta entonces había sido un "pintor de fin de semana" y contaba con una obra apenas conocida fuera del ámbito familiar. En 1921 se trasladó a Buenos Aires, donde permaneció cuatro años, y desde allí viajó a París, ciudad en la que residió nueve años, convirtiéndose en un atento observador de las vanguardias artísticas que se desarrollaban en la capital francesa. 
Sus temas nativistas, tienen un carácter nostálgico y soñador y son fruto de la distancia, ya que la mayoría de estas pinturas las realizó en París: sus negros, personajes camperos y escenas coloniales estaban muy lejos del universo parisino que le rodeaba. Las manchas y los colores expresivos, llenos de vitalidad, dan forma a cuerpos humanos y animales dotados de una enorme elasticidad. Sus perros, presentes frecuentemente en los patios coloniales, así como los caballos de las escenas camperas.
El colorido y la pincelada en forma de mancha son dos características que lo emparentan con Van Gogh y los postimpresionistas, quienes solían distorsionar formas y colores generando en sus obras un espacio mágico.



Pedro Figari es un pintor de manchas y no de líneas. Pinta el pasado sin documentarse, lo hace de memoria; con una memoria afectiva. Puebla sus espacios inconmensurables con gauchos, negros y criollos como metáforas de un presunto ser nacional.

Sus pinturas. Sus pinturas características son cuadros que presentan escenas costumbristas de diversos ambientes de la vida cotidiana de Montevideo y del Uruguay, pintados de memoria sin disponer de modelos. Entre ellos, se destacan los que presentan escenas de la vida de la comunidad de raza negra descendiente de los pocos esclavos que existieron en Montevideo, presentando especialmente escenas colectivas, como fiestas, bautizos y casamientos, de las que se destacan los cuadros que muestran el Candombe, baile colectivo de origen africano, en que intervienen algunos personajes típicos de esa comunidad. Sus cuadros también abarcan escenas de la vida del campo, pero muy especialmente aquellos que también incorporan numerosos personajes, como los que ilustran bailes criollos tradicionales, entre ellos el Pericón y el Gato bailados en las fiestas realizadas en las estancias. Otros cuadros muestran paisajes de campo, en que se destacan sus ranchos, grupos de caballos y los cielos suavemente iluminados por la luna.
 PASEO  POR  EL  MUSEO  VIRTUAL  DE  ARTES  VISUALES  DE  NUESTRO  PAÍS

conócelo...